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Día Mundial del Medio Ambiente: la diversidad biológica escala prioridades

 

“El valor económico del ecosistema es de 125 billones de dólares/año”

El Día Mundial del Medio Ambiente de la Organización de Naciones Unidas (ONU) se celebra el 5 de Junio y este año está dedicado a la biodiversidad.  La ONU entiende por biodiversidad la variedad de plantas, animales y microorganismos existentes, las diferencias genéticas  y los ecosistemas. Su informe de 2019 ya advirtió que un millón de especies animales y vegetales están en riesgo inminente de extinción.  De hecho los científicos creen que estamos viviendo la sexta ola de extinción masiva en la Tierra, que, a diferencia de los cinco anteriores, está causada casi exclusivamente por los seres humanos.

La pérdida de diversidad amenaza la salud

Más aún, la pérdida de diversidad amenaza la salud.  Incluso existen pruebas de que puede aumentar los casos de zoonosis -enfermedades transmitidas de animales a humanos-, mientras que mantenerla estable facilita la lucha contra pandemias como las causadas por coronavirus.  Además, el ecosistema proporciona bienes y servicios vitales para los seres humanos y se debe reconocer su valor económico.  Es el caso de la polinización, pues hay una alarmante disminución de la población de abejas, que amenaza con socavar la agricultura e industria alimentaria mundiales.

Medidas más decisivas para proteger el ecosistema

Al respecto es alentador que la diversidad biológica haya escalado prioridades en la agenda política, hasta el punto de que fue tema clave de la cumbre de líderes del G7 en Francia en 2018.  Es previsible, para un futuro no muy lejano, que se acuerden metas cuantificables y que la protección de la biodiversidad, al igual que el cambio climático y objetivos de reducción de CO2, se someta a normativa.

Esta creciente presión obligará a las empresas a medidas más decisivas para proteger el ecosistema, pues, aunque no asuman directamente los costes, es probable que tengan que pagarlos indirectamente por normativa y litigios.  Así que, como primer paso, pueden incluir su huella de biodiversidad u objetivos de salvaguardia en los informes trimestrales -algunas empresas francesas ya están obligadas a hacerlo por ley- o bien integrar la protección de especies o la restauración del hábitat en sus políticas de compromiso.

125 billones de dólares al año

Hay que tener en cuenta que los científicos han estimado que la contribución económica total del medio natural equivale a 125 billones de dólares al año, mientras que la pérdida de biodiversidad y servicios ecosistémicos puede generar enormes costes de producción, restauración o reemplazo, incluso empleando sustitutos mediante la tecnología.

Se estima que las necesidades de financiación relacionadas con la diversidad biológica rondan 500.000 millones de dólares al año y que actualmente, según estimaciones de la OCDE, las inversiones correspondientes solo suman 39.000 millones. Tendrán que aumentar.

Una dimensión ambiental crucial

De hecho la biodiversidad, como el cambio climático, son dimensiones ambientales cruciales para el planeta, según el marco científico de límites de la Tierra, desarrollado hace una década por Stockholm Resilience Centre.  Se trata de una medida de la capacidad, que muestra que la tasa de pérdida actual de animales y plantas es hasta cien veces más rápida que lo que se considera sostenible.  Ya se ha superado el espacio operativo seguro que la humanidad no debe sobrepasar sin causar daños ambientales irreversibles en cuanto a biodiversidad, ciclo del nitrógeno y cambio climático.

Otras dimensiones con mayor riesgo incluyen la acidificación de los océanos y la deforestación.  Así, el exceso de nutrientes en agricultura, especialmente nitrógeno y fósforo, conlleva la eutrofización del agua, donde las algas tóxicas y cianobacterias representan un riesgo para la vida marina y salud pública.  De hecho las zonas mínimas en oxígeno en el océano se han expandido los últimos 50 años hasta sumar una superficie similar a la de la Unión Europea en 400 zonas en el mundo, incluyendo parte del Golfo de México.  Además en el Amazonas, por necesidades para la ganadería, una de las formas más ineficientes de generar proteínas, se producen anualmente más de 100.000 incendios, que queman 50.000 hectáreas y emiten 23.000.000 de toneladas de CO2.  Más aún, la combinación de fuego cambio climático y deforestación debilitan su ciclo hidrológico, que cada vez es más probable que llegue a un punto irreversible. Otros límites planetarios incluyen cambio climático, agotamiento del ozono, carga de aerosoles, agua fresca y contaminación química.

Opciones para el inversor; exclusión e inclusión

Ahora bien, con este marco de nueve límites medioambientales es posible medir la huella ambiental de las empresas a lo largo del ciclo completo de vida de sus productos y servicios.

De hecho, consumidores, empresas y gobiernos ya reconocen que los correspondientes desafíos ambientales deben abordarse.  Al respecto el inversor puede optar por estrategias de inversión excluyentes, las aproximaciones más simples, diseñadas para evitar resultados ambientales negativos.  También puede optar por estrategias que integran criterios ASG (ambientales, sociales y de gobierno corporativo) como factores de riesgo en el proceso de inversión o bien seleccionan las mejores empresas de su clase en cuanto a ASG.

Si se quiere ir más allá y generar impacto positivo las opciones incluyen estrategias proactivas en fondos temáticos, así como inversión de impacto -más relacionada con vehículos ilíquidos y capital privado-.

Modelos de negocio que buscan resolver estos retos medioambientales

El cuanto a inversión temática los modelos de negocio que buscan resolver estos retos medioambientales serán los más demandados.  Se trata de empresas con tecnologías y servicios que ayudan a otras compañías a hacer un uso inteligente de los recursos naturales y producir más con menos, así como las que ayudan a conseguir objetivos de calidad medioambiental de acuerdo a normas o auto regulación.

En conjunto se trata de un mercado ambiental de más de dos billones de dólares, que crece a 6 a 7 % anualmente.  En concreto 3.500 de 40.000 empresas globales operan dentro de los espacios operativos seguros, definidos por los límites planetarios, a lo largo del ciclo de vida de sus productos o servicios.  De ellas 400 muestran al menos 20% de su valor de empresa (o ventas o beneficio de explotación) derivado de actividades que contribuyen activamente a resolver estos desafíos ambientales.  Se trata de universo dinámico, relacionado con control de la contaminación, eficiencia energética, suministro de agua, gestión de residuos y reciclaje, agricultura y silvicultura sostenible y economía desmaterializada. Por ejemplo, el impacto positivo en la contaminación química se logra invirtiendo en empresas de mejor gestión de residuos, reciclaje y tratamiento de aguas o reemplazo de materiales basados en plástico por otros renovables y reciclables.

Steve Freedman, CFA, especialista en inversión temática de Pictet AM.


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