La noticia es doblemente relevante, al publicarse varios días después de conocer que Estados Unidos debería superar este año su récord de producción de petróleo alcanzado en 1970 e incluso sobrepasar la de Arabia Saudita, segundo productor mundial, estimó este viernes la Agencia Internacional de Energía (AIE), que mantuvo sin cambios su pronóstico de demanda global para 2018. En su informe mensual sobre el petróleo, la AIE prevé que la producción de crudo estadounidense aumentará en 1,35 millones de barriles por día (mbd) este año.De esta manera llegará a “un máximo histórico por encima de 10 mbd, superando a Arabia Saudita y rivalizando con Rusia”, si estos dos países continúan limitando su propia producción, según la AIE.
El precedente récord de producción estadounidense data de noviembre de 1970, tres años antes del primer choque petrolero.El año pasado, la producción de petróleo de Estados Unidos ya llegó a los 9,9 mbd, casi a igualdad con la de los saudíes y de los rusos.
La producción petrolera estadounidense está respaldada por el repunte de los precios del crudo en las últimas semanas. Esta subida de los precios del crudo es fruto del acuerdo para reducir la producción, suscrito entre la OPEP y otros países productores no miembros del cártel, como Rusia. El acuerdo es válido hasta fines de año.Los precios han aumentado muy por encima de los 60 dólares el barril en las últimas semanas, constituyendo los registros más altos desde diciembre de 2014. El barril de Brent del mar del Norte superó los 70 dólares a principios de esta semana.
Estados Unidos no firmó el acuerdo de reducción de producción de crudo. Pero la subida de las cotizaciones, además de las reducciones de los costes en los pasados dos años, han alentado las perforaciones y la producción en el país norteamericano.En total, el crecimiento de la oferta de países que no son miembros de la OPEP será de casi 1,7 mbd este año, contra 0,7 mbd el año pasado.Por su lado, la OPEP ha seguido respetando el acuerdo para reducir su producción y debe seguir haciéndolo en 2018. El año pasado el cártel redujo su producción en 0,4 mbd a 39,2 mbd.
La AIE advierte por otro lado sobre la incertidumbre de la situación en Venezuela, miembro de la OPEP. La producción del país sudamericano ha caído con fuerza en diciembre y la agencia considera que esta tendencia debe proseguir este año.Pero “si los países de la OPEP y sus socios no-OPEP siguen respetando el acuerdo (de reducción de la producción, ndlr) entonces el mercado estará equilibrado este año” indica la AIE.
La pregunta del millón: huida de inversores
En este contexto, Por qué hay grandes inversores que huyen del petróleo,se preguntan al plantear o informar de estos movimientos relevantes de tendencias medios economicos como en España el diario Expansion. Los fondos de pensiones de los países, de ciudades como Nueva York o San Francisco, de la Iglesia de Inglaterra, diócesis católicas y de fundaciones han desinvertido 5 billones de euros.
Recuerda esre diario como precedente del movimiento actual de apogeo de la inversión socialmente responsable y RSC que, a mediados de los años ochenta del siglo pasado, los estudiantes de Yale iniciaron una campaña para que la universidad americana vendiera su participación en empresas que operaban en Sudáfrica como protesta contra el apartheid. Yale tenía invertidos 300 millones de dólares, una cuarta parte de ellos en bancos que prestaban dinero al Gobierno sudafricano. A finales de la década, 155 instituciones educativas americanas, 26 estados (como California, que tenía 3.100 millones de inversión) y 90 ciudades, así como fondos de pensiones, habían vendido sus participaciones en grupos vinculados con Sudáfrica (sólo tres de los grandes fondos californianos se deshicieron de 9.000 millones de dólares en activos), jugando un papel en la decisión del Congreso de Estados Unidos de aprobar sanciones contra Sudáfrica y en que 200 empresas cortaran lazos con el país. El proceso llevó la retirada masiva de capitales de Sudáfrica, a la devaluación del rand y a la hiperinflación, provocando a la caída del régimen de segregación racial de Pieter Botha en 1989.
Sudáfrica es un ejemplo de las campañas de desinversión emprendidas por los inversores, y que han tenido antes al tabaco y al armamento entre sus objetivos. El cambio climático y la necesaria transición hacia una economía baja en carbono es ahora una de sus grandes preocupaciones, especialmente tras la decisión de Donald Trump de retirar a Estados Unidos del Acuerdo contra el Cambio Climático de París de 2015 (que limita al 2º Centígrados el calentamiento del planeta), de revitalizar la construcción de grandes gasoductos y de relajar los estándares medioambientales para la técnica de extracción de hidrocarburos conocida como fracking que impulsó su predecesor Obama.
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