En marzo de 2018, la Comisión Europea publicó su Plan de acción para financiar el crecimiento sostenible. Sin precedentes en su ambición y alcance, el plan de acción tendrá impactos a lo largo de la cadena de valor de las inversiones, incluidos los propietarios de activos, los gestores de activos, las compañías de seguros, los bancos, los asesores, las agencias de calificación, los proveedores de índices y los emisores. El plan incluye medidas muy completas con el objetivo de reorientar los flujos de capital hacia inversiones sostenibles, gestionar los riesgos financieros derivados de cuestiones ESG como el cambio climático y la degradación ambiental, y fomentar la transparencia y el largo plazo en los mercados de capitales. La piedra angular del plan exige el establecimiento de un sistema unificado de clasificación de la UE para actividades sostenibles (la “taxonomía”), que tiene como objetivo proporcionar orientación sobre las actividades que califican como contribución a la mitigación y adaptación al cambio climático.
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