La rentabilidad no está reñida con la generación de impacto social y distintos ejemplos de inversiones ISR alrededor del mundo dan ejemplo de ello
Es un hecho que a los ahorradores nos preocupa el impacto social y medioambiental de nuestras inversiones. No se trata solo de obtener rentabilidad. Ni siquiera de que nuestros ahorros vayan a parar a compañías que operan conforme a nuestros valores. Lo que se busca, cada vez más, es que estas inversiones generen un impacto positivo.
Hablamos de Inversión Socialmente Responsable (ISR), una tendencia que ha crecido un 26% anual desde 2010 y que ha calado especialmente entre la generación millennial. Cambio climático, pobreza, educación, integración social o igualdad de oportunidades son solo algunos aspectos a los que la comunidad inversora está prestando cada vez más atención, lo que entronca directamente con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas.
La única inversión en la que todos ganamos
Para la consecución de estos objetivos son necesarias políticas gubernamentales y acciones solidarias, pero también inversiones de impacto. “Las ISR son importantes porque pretenden transformar la sociedad, no son filantropía y no están solo enfocadas a las empresas sino a todo el mundo. Las ISR no son una donación, son una inversión y, por ello mismo, tienen un retorno”, explica Mercedes Sanz Septién, Directora del área de Seguro y Previsión Social de Fundación MAPFRE.
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