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Ha aumentado la concienciación respecto a hacer mundo mejor

Las gestoras estamos incluyendo en nuestras estrategias criterios de selección de compañías relacionados con el medioambiente, la responsabilidad social y la gobernanza (ASG) para dar respuesta a esa demanda por parte de los clientes y a un marco regulatorio que fomenta la incorporación de factores ligados a la inversión socialmente responsable.

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No podemos hablar científicamente de que la inversión socialmente genera retorno financiero per se. Lo que genera rentabilidad financiera es el activo en que se invierte. Ese activo incorpora desde hace tiempo factores de riesgo, pues al seleccionar compañías hay que fijarse en sus balances, apalancamiento operativo, nivel de liquidez y valor añadido de sus productos. Además los factores de gobierno corporativo se han tenido siempre en cuenta en el análisis de una compañía y la inversión social o filantrópica existe también desde hace tiempo.

Ahora bien, actualmente ha aumentado la concienciación global respecto a contribuir a hacer un mundo mejor. Efectivamente, para el inversor es lícito aunar sus intereses personales ASG y exigir una rentabilidad al menos equivalente a la del mercado subyacente, bonos o acciones. De manera que las gestoras estamos incluyendo en nuestras estrategias criterios de selección de compañías relacionados con el medioambiente, la responsabilidad social y la gobernanza (ASG) para dar respuesta a esa demanda por parte de los clientes y a un marco regulatorio que fomenta la incorporación de factores ligados a la inversión socialmente responsable.

Demanda de activos que incorporan criterios ambientales

Obviamente estamos hablando del mercado de capitales y observamos demanda de activos que incorporan estos criterios ASG, sobre todo ambientales y en menor media sociales  -aunque deberían tener más protagonismo-. Así, a medida que la legislación y concienciación se dirigen a poner freno al cambio climático, aumenta la demanda de inversión medioambiental, la cual, proporcionando mediciones concretas de las actividades de producción y servicios, puede a medio y largo plazo generar rentabilidad extra financiera. De hecho estamos ante una nueva mega tendencia relacionada con el medioambiente y la sostenibilidad, favorecida por un marco regulatorio para la transición energética que tenemos que incorporar en nuestras inversiones y por supuesto financiar.

La opinión de Pictet AM es que incorporar estos factores aumenta la expectativa de rentabilidad más estable y visible a medio y largo plazo y permite reducir el riesgo. Por ejemplo, antes, la cotización de una petrolera podía caer un 30 % por un vertido al mar. Ahora se incorpora el potencial impacto de tal vertido en el análisis de la compañía, no sólo en cuanto a reputación, sino también en rentabilidad extra financiera.

Hay que tener intención de impacto medioambiental positivo

El caso es que, sea cual sea la temática medioambiental, incorpora muchas caras de la inversión socialmente responsable. Así, en primer lugar es posible hacer exclusiones de compañías del universo de inversión, lo que ya supone una intención responsable. Es lo más básico, como eliminar compañías ligadas al tabaco, siendo absolutamente respetable.

Ahora bien, en nuestro caso para la inversión temática medioambiental hacemos exclusiones, pero también inclusiones, por la propia definición del tema, con intención de impacto. Por ejemplo la inversión temática de agua implica la gestión eficiente de un recurso escaso. Hay que tener en cuenta que 75% se utiliza en agricultura, 15% en la industria y 5% en consumo privado y hay empresas que facilitan mejorar la eficiencia de su uso, con impacto medioambiental positivo (Pictet Water ha recibido recientemente la etiqueta ISR del Ministerio de Economía francés, sumándose a otros cinco fondos gestionados por Pictet AM con tal sello). Esta intención de impacto también se da en la inversión global en madera, energías limpias y nuestra estrategia Global Environmental Opportunities. En todos estos casos se trata de incluir compañías en las que al menos 20% de las ventas o valor neto esté ligado a tal intención de impacto positivo.

En concreto, en los informes de impacto medioambiental de nuestras estrategias temáticas tenemos en cuenta la huella completa de las empresas, aplicando el marco científico de nueve límites medioambientales de la Tierra de Stockholm Resilience Centre, que incluyen, además de emisiones de CO2 (asociadas al cambio climático), acidificación, contaminación química, cambios de uso del suelo, agotamiento del ozono, aerosol atmosférico, cambios en el ciclo del nitrógeno, pérdida de biodiversidad, cambios en el ciclo de fósforo y agotamiento de suministros de agua dulce. De un universo de más de 40.000 empresas cotizadas globalmente solo 3.500 operan dentro del “espacio operativo seguro” de tales límites y únicamente 400 contribuyen a la resolución de los desafíos ambientales mediante productos y servicios a lo largo de su ciclo completo de vida. Adicionalmente integramos criterios de gobernanza y sociales, estos últimos más indirectos, pero también medibles -por ejemplo, está claro que la transición a menor contaminación va a tener efectos positivos en la salud-.

Eso sí, hay que dejar claro que el coste para el inversor de la inclusión de factores ASG en el análisis de compañías como factor de riesgo no conlleva un coste adicional para el participe pero implícitamente añade potencial rentabilidad extra-financiera.

La inversión con criterios ASG se está incorporando poco a poco

Ahora bien, hay que ser realistas en cuanto al interés por la inversión con criterios ASG. El inversor institucional, con horizonte de inversión de largo plazo, puede llegar a incorporarla de forma estructural. Además, actualmente, dadas las expectativas más reducidas de rentabilidad en los mercados financieros, es el momento adecuado. De hecho hay fondos de pensiones cuyas comisiones de control se preguntan si incluir o no factores ASG y cómo. De todas formas hay que convencerles y hacerles entender la importancia de esos factores.

Así que la inversión con criterios ASG se está incorporando poco a poco en las redes de distribución de las instituciones, en su oferta de productos y para su imagen corporativa. Han reconocido la relevancia de los factores ASG y están empezando a materializarlo en su asignación de activos. Es el caso de quien planea escenarios para evitar contribuir a un aumento de la temperatura del planeta en más de 2ºC respecto a la era preindustrial. Otras instituciones muestran disposición a invertir de manera sostenible través de fondos temáticos o bonos verdes. A ello se añade que cada vez más hay plataformas de inversión con impacto, sobre todo en EEUU. Además observamos interés de la banca privada y empresas familiares que desean incorporar esta dimensión a su rentabilidad financiera.

Por su parte el cliente final con inquietudes respecto a sostenibilidad ya puede encontrar una oferta de productos que incorporan criterios ASG. De hecho estamos en la fase de implantación de lo que previsiblemente será una amplia oferta, capaz de satisfacer a todo tipo de inversores, hasta el punto que de aquí a cinco a seis años todas las estrategias de inversión van a tener criterios ASG integrados. Así que en el test de idoneidad, en lugar de tener que preguntar al inversor, para cada producto financiero, si considera criterios ASG o no, será posible indicarle que el producto integra riesgos ASG: “¿Tiene usted algún problema con ello?”. “¿Afecta a la rentabilidad?” -preguntará el inversor- y la respuesta será “No, no merma la rentabilidad”. Obviamente, cualquier persona, con mucho o poco conocimiento de inversiones, no va decir “no” a que se hayan integrado factores que pueden hacer un mundo mejor.

 


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