Conforme a las últimas recomendaciones hechas por la NGFS, llevar a cabo la transición ecológica, incentivar medidas sostenibles para la sociedad y más en concreto para el sector privado, o impulsar las distintas iniciativas que luchan contra el cambio climático, como el Acuerdo de París, es una tarea de los gobiernos.

Sin embargo, los bancos centrales y los supervisores tienen mucho que decir y hacer, ya que tienen la responsabilidad de estabilizar los precios y asegurar que las diferentes entidades que conforman el sector sean sólidas. Y, hoy en día, una de las mayores amenazas a las que se enfrenta el sector financiero también es el calentamiento global. Un riesgo que tiene características que deben ser consideradas y manejadas de diferente forma:
- Impacto de gran alcance en amplitud y magnitud. El cambio afectará a todos los agentes de la economía (hogares, empresas, gobiernos), en todos los sectores y geografías. La globalización hace que estos riesgos probablemente estén relacionados entre sí, lo que podría magnificar los impactos de los cambios estructurales.
- Naturaleza previsible: el futuro es incierto, pero el cambio climático, como riesgo, es un hecho.
- Irreversibilidad. El impacto del calentamiento global se determina por la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera, y no se puede revertir.
- Dependencia de acciones a corto plazo: la magnitud y la naturaleza de los impactos futuros será determinada por acciones tomadas hoy. Esto implica que gobiernos, bancos centrales y supervisores, entidades financieras, grupos de interés, las empresas y la sociedad en su conjunto deben tomar medidas para mitigar los efectos del cambio climático a medio y largo plazo.
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