“2020 pasará a la historia como el año de la pandemia global del COVID-19. Los admiradores de Nassim Taleb recordarán su best seller “El Cisne Negro: el impacto de lo altamente improbable”

Antes de que se descubriera Australia, se pensaba que todos los cisnes eran blancos, por lo que el negro era un color que se veía como si fuera algo extraño. Pero, ¿Es el COVID-19 realmente un evento de cisne negro? La situación que vivimos hoy en día coincide con las características de Taleb: rareza, impacto extremo y retrospectiva. Podría parecérsele en algo, pero no si observamos las recientes publicaciones de la OMS o de la revista científica Nature.
Tenemos que analizar los orígenes de la crisis, los contactos entre animales salvajes y humanos. Todos los virólogos están de acuerdo en que un 70-75% de las enfermedades humanas que han emergido desde comienzos del siglo XX han sido provocadas y transferidas a través del contacto con animales. Los territorios que tradicionalmente han hospedado animales salvajes como los murciélagos o los pangolines están bajo amenaza global. Los pangolines, de hecho, tienen el dudoso honor de ser los mamíferos más cazados del mundo.
Entonces: ¿Estamos ante una venganza simbólica del murciélago y del pangolín?
Esta crisis ha creado una serie de incertidumbre a las que tenemos que hacer frente, pero también nos ha servido para recordar que debemos construir un mundo más resistente, que tenga mucho más en cuenta la importancia de un desarrollo sostenible. Ahora, estamos ante una emergencia y enfrentándonos a unos desafíos sociales de grandes proporciones: planes de salud tanto públicos como privados, la probable destrucción de 195 millones de empleos a nivel mundial solo durante el segundo trimestre de 2020, y a la absoluta necesidad de reformas estructurales en las cadenas de suministro en áreas tan fundamentales como la medicina o la alimentación. La situación actual nos obliga a que el calentamiento global, el agua, la economía circular o la BIODIVERSIDAD estén presentes en cualquier plan de estímulo.
“Donde radica el peligro, crece también el poder de superación” escribió el filósofo y poeta Friederich Holderlin. Esta es exactamente la situación en la que nos encontramos.
Los inversores juegan un papel fundamental en la crisis del COVID-19
A diferencia de 2008, esta crisis no ha sido causada por el sector financiero. De hecho, los inversores juegan un papel muy importante a la hora de lidiar con la crisis actual. Pueden ayudar a empresas en dificultad temporal, apoyar a los autónomos y ayudar a las empresas que estén buscando financiación.
Los inversores también pueden llevar a las compañías a asumir sus responsabilidades. Ya se están viendo innumerables iniciativas de entidades que van a emitir bonos Covid-19. Estos bonos están diseñados para ayudar a las empresas que peor lo están pasando bajo los efectos de la pandemia o a las personas más vulnerables. En EEUU, una coalición de accionistas liderados por el ICCR (Centro Interreligioso para la Responsabilidad Corporativa) ha lanzado “La respuesta del inversor ante el coronavirus”. Una de sus recomendaciones va dirigida a las compañías, animándolas a que protejan a sus trabajadores y cuiden y mantengan su relación son los proveedores.
Por otra parte, la iniciativa de PRI (Principios para la Inversión Responsable) de la ONU ha producido una guía detallada que consta de seis etapas, de cara a que los inversores se enfrenten a los desafíos del COVID-19. Por el momento, los inversores están analizando cómo se están comportando las grandes empresas. ¿Están protegiendo a sus empleados física y financieramente, incluidos aquellos con contratos temporales? ¿Están protegiendo la relación con sus proveedores?
Un buen ejemplo es L´Oreal, que ha congelado temporalmente las deudas que pequeñas empresas pudieran tener con ella. También está la pregunta sobre los pagos de dividendos y recompras de acciones. Todas las empresas están preocupadas, incluso aquellas que se benefician de las ayudas gubernamentales a través de deducciones por contratos a tiempo parcial, aplazamiento de impuestos… muchas de ellas han acordado compartir la carga fiscal reduciendo dividendos y recortando las nóminas de sus consejos de administración.
Las cadenas de suministro son una preocupacion pivotal
Las cadenas de suministro están probablemente en el punto de mira y bajo observación, empezando por los riesgos relacionados con la falta de suministros médicos, o los esfuerzos de investigación de las compañías farmacéuticas, especialmente en el campo de las vacunas. Nuestra metodología ISR propia, ya tiene en cuenta dichos factores. Y la crisis del COVID-19 refuerza aún más la decisión de decantarse por un enfoque Best in Universe, sobreponderando aquellas compañías que contribuyen al desarrollo de soluciones sostenibles, empezando por el sector de la salud. Lo que se denomina como reshoring (cuando una empresa que en su día sacó su producción de su país a otro con ánimo de maximizar su beneficio operativo, ahora retorna esa producción a su país de origen porque las condiciones han cambiado) será un problema importante. Esto concierne desde la agricultura que llega a los hogares para garantizar el suministro de alimentos hasta la industria que ayuda a mantener en pie el suministro médico.
Los problemas medioambientales han tomado de momento un segundo lugar en la cobertura mediática. Aun así, la erosión de la biodiversidad, la agricultura intensiva y el consumo de algunos tipos de animales, debería volver rápidamente a nuestro foco de atención a medida que se desarrollen los planes de estímulo. En pocas palabras, la única manera de evitar otra pandemia y otra catástrofe para nuestro planeta es hacer frente al calentamiento global.

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